lunes, mayo 30, 2016

10Y60

En una de sus presentaciones sobre la teoría de capacidades, Amartya Sen pone el ejemplo de una persona pasando hambre y otra ayunando. Cualquiera estaría de acuerdo en que la primera de estas dos personas carece de libertad mientras que la segunda no, a pesar de que ambas se encuentren en el mismo estado fisiológico. La ventaja de las capacidades evaluando el bienestar de la sociedad es que puede capturar esta diferencia e informar así la política social de una manera más acertada. 


¿Qué pasaría si intentáramos usar una lógica similar para entender las formas en que morimos? ¿Podremos distinguir  libertad en algunas muertes y humillación o tragedia en otras? 

El sentido común sugiere que la eutanasia y la muerte después de cierta edad serían muertes que podrían ser compatibles con el ejercicio de la libertad. Los suicidios serían una adición más problemática. Pero ¿es posible una formulación más genérica?

La explicación de Sen en el caso inicial es que, ante resultados iguales, la libertad se encuentra en las opciones disponibles para cada persona de lograr resultados distintos. Parecería entonces que en una crisis, en la cual no hay opciones de escapar con vida, sería imposible distinguir una muerte libre. Sólo tal vez si es la muerte de un rescatista, lo que en seguida se asociaría con heroísmo, no libertad. 

Pero tal vez en una crisis más compleja sea posible distinguir grados de libertad dentro de la tragedia de la muerte.  

Continuará. 

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