martes, mayo 10, 2016

10Y40

Hablando de cumbres y eventos semejantes, en marzo de 2015 se llevó a cabo la Conferencia Mundial sobre Reducción de Riesgos de Desastres. Representantes de todo el mundo se reunieron por tres días para discutir los avances en la acción contra distintos tipos de amenazas, para compartir experiencias y para actualizar la hoja de ruta a seguir. 


Dentro de las exhibiciones paralelas al evento, una de las cosas que me pareció curiosa fue la ostentosa presencia de la delegación ecuatoriana. Instalaron dos coloridos stands decorados con flores  que relucían entre los más parcos puestos de las otras delegaciones. Una hermosa y rubia señorita sonreía en uno de ellos mientras repartía memorias USB—si no recuerdo mal, en un vestido típico.  

No me aguanté las ganas y le pregunté por las razones de ese despliegue. No tenía idea de que el gobiernos ecuatoriano fuera tan entusiasta en el área de desastres. Al parecer a alguien le pareció que la conferencia era una oportunidad de impulsar la imagen del país como destino turístico, contestó en un igualmente hermoso acento español. Ella no tenía idea de gestión de riesgos, pero para eso estaba la USB. 

En estos días de tragedia, sin el menor cinismo, no estaría de más revisar que tanto de esa USB sirvió de algo después del terremoto. 


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