martes, octubre 31, 2006

Tomemonos un tinto, seamos tomodachis

La maquinita de la cafetería, yo invito.

viernes, octubre 27, 2006

Pinguinos en Asahigaoka

Un nanosegundo, dos nanosegundos

Ayer me dio por preguntar por qué en Japón la gente no pita en los semáforos cuando el carro de adelante, con el semáforo en verde, no arranca. La verdad, eso salta a la vista apenas sale uno del aeropuerto, pero toda un discurso sobre civilización y desarrollo le castra a uno las preguntas simples. Sin embargo, la respuesta que obtuve fue bastante distinta de lo que me esperaba: resulta que hasta hace algunos años esta práctica si existía en estas tierras, hasta que un día un conductor pitado dio vuelta a su vehículo, le pidió al conductor afanado que bajara su ventanilla y le metió una cuchillada. Desde entonces, los pitos cesaron.

Aunque no he verificado la historia, conociendo la actitud hacia la seguridad de esta cultura, no me parece inverosímil. En la medida de lo posible no se toma ningún riesgo, y los que lo hacen son unos antisociales.

Y hablando de antisociales, un video de hace una canción que causó furor hace unos años. Yatta!

Esperando a que se mueva el de adelante,

panÓptiko

jueves, octubre 19, 2006

Como en casa

En la edición electrónica del Japan Times de hoy me encuentro con la siguiente noticia:

"Comatose woman in labor rejected by 18 hospitals dies"
(Que, con traducción de película gringa refrita, sería algo como: Mujer en coma tras parto, muere después de haber sido rechazada por 18 hospitales".)

La agonía duró (afortunadamente) alrededor de 6 horas, tras las cuales fue aceptada en un centro hospitalario, donde batalló por otros 8 días. Supongo que los dieciocho hospitales de la noticia dijeron por teléfono, con toda la cordial impotencia del caso, que lamentablemente todas sus camas estaban ocupadas o alguna otra excusa. De manera que estoy casi seguro que no hubo ninguna ambulancia de un lado para otro, ni una camilla forcejeada, como recuerdo sucedió en varias ocasiones en mi querida patria.

Sin embargo, los titulares hubieran sido idénticos.

Varias lecciones: la universalidad de las papas calientes, así como de la naturaleza humana. Utilizan nuestra proclividad por el morbo para vendernos lo que sea, y la política...

Flores vivas, con todo su bello marchitar, para todos,

panÓptiko

En busca del rostro del Dios de la Longevidad,
Palacio de Verano, Beijing, China

miércoles, octubre 18, 2006

Apéndice de Borges


De todas los posibles símiles que uno pueda imaginar entre mi vida y la de Odiseo, hay uno que no podía dejar pasar sin comentar:

Acá no hay ninfas sino ninjas.

Emproblemado,

panÓ“ptiko

domingo, octubre 15, 2006

Abro la Obra Poética de Borges y leo

El Desterrado
(1977)

Alguien recorre los senderos de Itaca
y no se acuerda de su rey, que fue a Troya
hace ya tantos años;
alguien piensa en las tierras heredadas
y en el arado nuevo y el hijo
y es acaso feliz.
En el confín del orbe yo, Ulises,
descendí a la Casa de Hades
y vi la sombra del tebano Tiresias
que desligó el amor de las serpientes,
y la sombra de Heracles
que mata sombras de leones en la pradera
y asimismo está en el Olimpo.
Alguien hoy anda por Bolívar y Chile
y puede ser feliz o no serlo.
Quién me diera ser él.

JLB


En el confín del orbe yo,

panÓptiko


Sendai desde la Montaña de la Hoja Azul sin tripode

martes, octubre 10, 2006

Por el Spam que envíes serás medido



El Spam es el detritus que inunda el sistema de correos electrónicos. Para mis lectores menos avezados, Spam son todos aquellos mensajes que no quieres ni te importan, pero que igual llegan y saturan tu bandeja de entrada. Son la interferencia de una radio mal sintonizada, el ruido de un trancón. Es la antitesis de la información, epítome de una sociedad que se llena de medios pero no de fondos, que dice pero no escucha, ni siquiera a ella misma. Si es usted uno de aquellos utilizados por el spam para multiplicarse, por favor deténgalo y deténgase (en ese sentido, se comporta igual que un virus, algo de “vida” tiene).

Todo esto para una corta anécdota de estos días.

Un muy querida amiga que poco me escribe, atinó a incluirme en la larga lista de correos a la que remitió un mensaje titulado “Posiciones cochinas”. Imagino que la mayoría de ustedes lo conocen. Se trata de un mensaje con animaciones de un lechón haciendo distintos ejercicios aeróbicos. Sin comentarios.

De eso ya más de tres meses. Como nunca nos escribimos, pasé por alto el contenido del mensaje, dando como positivo el hecho que me contactara, y dejé el correo en la bandeja de entrada para no olvidar contestarle. Ayer, en un momento de distensión me decidí a contestarle, para preguntarle las cosas básicas y aliviar el corazón un poco. Pero cual sería mi sorpresa cuando, al intentar escribir el correo, sólo ciertas ideas venían a mi mente. Lógico. Llevaba tres meses viendo su nombre al lado del dichoso título, y esas cosas hacen mella.

Con cariño,

panÓptiko

P.D. La imagen es un regalo que se ajusta a la ocasión: traducción local del aviso que especifica el tipo de residuos a depositar en la caneca de la sala de espera de vuelos internacionales del aeropuerto de Sendai.

viernes, octubre 06, 2006

Republica Pop: The Wall (Primera parte de la Trilogia del Miedo)


Nada que hacer, la vida se me pasa por los sentidos como arena entre los dedos, quedando tan pocas cosas entre las uñas que luego contadas no parecen más que mugre. Esta metáfora describe, más o menos, lo que he sentido las pocas veces que he relatado la historia de las dos semanas y media en la República Popular China. Así que doy gracias a Diego por hacer una muy buena crónica de la experiencia, y con ello doy un paso al lado para salirme del canon, dejando atrás itinerarios y su cronología, y dedicarme a lo que mis manos aprehendieron.

Hace unos años,, el primer astronauta chino en surcar el espacio miraba atento en su escotilla, tal vez sin parpadear, esperando comprobar uno de los grandes orgullos de su pueblo: distinguir la serpenteante muralla entre el uniforme paisaje que desde el espacio ofrece la tierra. Una vez de vuelta, en tierra, con un coraje inigualable, confesó lo inconfesable: no la vio. Pero, a decir verdad, eso no le quita ni le pone al mayor monumento al miedo que existe en este mundo de vanidades.

Un poco menos de cinco horas caminamos por un tramo de aproximadamente 10 Km. de muralla, a unas tres horas en bus del centro de Beijing. La primera impresión: un muro de entre dos y cuatro pisos de alto subiendo y bajando tan abruptamente como las montañas que llenaban el resto del paisaje, perdiéndose ella en dos direcciones del horizonte. De alguna manera, era como estar parado en el horizonte mismo.

Recorriéndola, con paso a cada segundo más sensato (o menos deslumbrado), se empiezan a distinguir las particularidades del diseño. La muralla tiene, como diría mi mamá, un derecho; un costado desde el que se apostaban los vigías y se podrían guarecer guerreros para defender el imperio; del otro lado, espacios más amplios, accesos abiertos, quizá para transmitir mensajes y facilitar reacomodamientos. Cada cierta distancia se encuentran torres, generalmente en cimas o puntos de quiebre, en los que se pueden distinguir habitaciones y espacios para las provisiones. También existen puertas al campo enemigo, ellas son mucho más estrechas, no más de dos hombres podrían pasar al tiempo, las cuales se encuentran dispuestas a manera de foso, de modo que una vez cruzado el umbral haría falta subir unas escaleras para estar verdaderamente adentro, dando la oportunidad a los guardias de acabar al enemigo sin enfrentamiento cuerpo a cuerpo.

Luego de dos horas de caminata, de escarpadas subidas y bajadas, mirando hacia el enemigo, uno empieza a fantasear con él. ¿Qué clase de criatura sobrenatural asechaba al imperio chino capaz de sobreponer cuestas tan intrincadas con aliento para lidiar una batalla? ¿Era tal el poder de los magníficos mongoles? ¿Tal la entereza de su afamada caballería? Tal vez, pero seguro no eran ingenuos, no se iban a desgastar por unas cumbres sin sentido, con todo en su contra. ¿Entonces, qué es verdaderamente la muralla? Un monumento construido sobre los cadáveres de miles de chinos, una advertencia al enemigo sobre lo que eran capaces sus constructores, la diadema del imperio.

Al final del recorrido, un río rompe la unidad de la muralla con inocencia; casi parece una broma. Después de cuatro horas de adoctrinamiento de la muralla sobre la grandeza de las gentes a las que representa, incluso de la raza humana sobre la faz de la tierra, viene la naturaleza a ponernos en nuestro sitio. La mole se torna vana y recordamos que los muros no nos ponen a salvo sino que crean a nuestros enemigos.

Ojala mis hijos, o mis nietos o sus similares, tengan la oportunidad de pasearse un día del distante futuro, con el mismo desparpajo, por entre las ruinas de las grandes murallas de nuestros días y los que están por venir - arsenales nucleares, muros fronterizos, alambres de púas – que lo hagan con unos buenos amigos y celebren los pequeños triunfos de la trágica condición humana.

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Edictos Imperiales

Gracias por los mensajes al correo electrónico. Pongo la excusa de mis ocupaciones y todo lo que dejé botado por irme un mes de vacaciones. Intentaré dar respuesta a ellos en algún punto del futuro cercano.

El resultado del concurso sigue en veremos porque el verano añadió un nuevo ingrediente al problema: todo está lleno de hongos. Así que aún no me he podido sentar a intentar cada una de las estrategias.

Estoy intentando mejorar el lugar (gracias a Olavia, los chinches me enseñan cosas), así que esperen cambios. Por ahora ya tengo profile, y los links de otros salvajes. Para los que les interese, también empecé a administrar un blog académico en inglés de una de las materias de la maestría. Ahí pueden encontrar otra semblanza interesante sobre China y Japón comparadas (por favor, comentarios sobre mi inglés arrastrado háganlas a mi correo para corregir cuanto antes).

De nuevo gracias y monerías