jueves, mayo 19, 2016

10Y49

Hoy, un geólogo de la Universidad de Tokio despotricó en Twitter sobre las predicciones del gobierno sobre futuros terremotos y, por andar metiéndome en donde no me llaman, quedé involucrado en una seguidilla de sus comentarios. 


Parece que el señor es famoso, porque recibió mucha atención, lo que se deba a su estilo indignadongo. Nunca antes había recibido tantos RTs. 

La verdad es que entiendo su punto y hasta lo comparto. La ciencia que tenemos a disposición no es suficiente para predecir terremotos, y los modelos probabilísticos quizá sólo sea un pajazo mental. El profesor dice que estos fenómenos no so cíclicos y eso me parece totalmente plausible. No tendrán frecuencia pero por lo menos si se repiten en el mismo lugar — no he leído lo que recomendó, pero esto último es innegable. 

Pero aún siendo así el asunto, la verdad no veo muy bien que profundas implicaciones pueda tener esto. Si la periodicidad de los sismos no es más un factor para dar prioridad a la preparación en ciertas áreas del país, otros factores pueden usarse y no creo que los planes cambien drásticamente. Ocurrencias en el pasado, densidad poblacional, concentración de actividades económicas, o cualquier otro factor: Tokio y la costa sur de la isla de Honshu recibirán atención antes que los demás. El resto habrá de arreglárselas como puedan hasta que ocurra lo que tiene que ocurrir, y entonces se aprovechará la tragedia para hacerse un poco más fuerte. 

Con todas sus imperfecciones, los pronósticos juegan dos papeles come dables: mantener la sociedad alerta y el presupuesto fluyendo a las facultades de geología. Creo que el profesor debería estar más agradecido. 

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