domingo, diciembre 31, 2023

Lecturas del 2023 (primer intento)

 Hola, blog. ¡Tanto tiempo! Otro año de lecturas para compartir. En esta ocasión, sin embargo, debo advertir que no estoy tan seguro de que esté reseñando todo lo que leí en el año, por varias razones. Este año pasamos casi seis meses fuera de casa, así que dejamos libros terminados por el camino, de los cuales puede que no haya dejado registro. Nos mudamos el año antepasado y antes de salir de viaje no estaba todo ordenado, así que el espacio para guardar los libros del año todavía no estaba bien definido. Es decir que, como el año pasado, puede que luego me encuentre por ahí libros que leí y olvidé. También, como tal vez sepan, ya no guardo sino que regalo los libros leídos, aunque intento no hacerlo hasta no haberlos registrado acá. Pero como el lugar de los libros del año no estaba definido, puede que haya regalado alguno de los del 2023.

En fin, la vejez. 

El mejor libro del año fue uno del que puedo decir poco: El Castillo Solitario en el Espejo de Mizuki Tsujimura. Se supone que es una novela ligera de fantasía para adolescentes sobre jovenes que no pueden ir al colegio, quienes son reunidos en un enigmático castillo que está del otro lado de un espejo. El castillo les pone un acertijo para concederle a alguien un deseo, pero solo tienen un año para descifrarlo. Después de posicionar la historia, el libro se pone un poco tedioso pues no pasa mucho, pero cuando se acerca al final, empiezan a desenredarse los nudos de una forma maravillosa. El libro termina con uno de los giros más geniales que he leído en mucho tiempo, pero el cual no puedo comentar sin tirarme la historia. Hicieron una serie animada de Netflix del libro, pero la verdad dudo que logre el climax que consigue el libro. Este libro fue una recomendación @kaya5678, una amiga de los juegos de mesa. Muy agradecido. 

Muy cercano a mejor del año fue Out de Natsuo Kirino. Esta es una novel gore y decadente sobre cuatro mujeres de los bajos estratos de la sociedad japonesa que trabajan en una fábrica de almuerzos por las noches. Una serie de sucesos infortunados termina enredándolas en un crimen que las va consumiendo hasta sus inevitables consecuencias. Este es un libro difícil de clasificar. Tiene sus tonos de novela negra pero no lo es. También es crítica social, pero no es su corazón. Tal vez thriller psicológico sea lo que se acerque más. En todo caso es super apasionante y casi que no la puedo soltar. Hubo hace años una traducción al español, pero no se si se consigue.


Por supuesto, Guerra y Paz de Tolstoi no requiere presentación. Se entiende porqué es considerada una obra maestra. Es raro que un libro de hace 200 años se sienta tan actual y fascinante — lo cuál no me pasó con, por ejemplo, Moby Dick. Es la historia de la campaña de Napoleón contra Rusia vista desde diversos ángulos de la sociedad rusa: desde los salones de Moscú y San Petersburgo, hasta los campos de batalla. El libro explora a profundidad las complejidades de la vida de múltiples personajes, y reflexiona sobre las dificultades de la historiografía. Una joya. Muy entendible que haya sido un libro predilecto durante la pandemia. 

Quiero también mencionar la colección de cuentos de Sayaka Murata "Ceremonia de la Vida". El holo conductor es la comida como parte de la vida. Los dos primeros cuentos del libro son delirantes, pero después va decayendo. Si les pasa por las manos, pueden echarle un ojo. 

Ahora, el año empezó terminando a las malas La Novela Luminosa de Mario Levrero. El libro se divide en dos: primero es el diario del autor, quien recibió una prestigiosa beca para dedicarse a escribir una novela, la cual nunca termina pero incluye como borrador en la segunda parte del libro. Levrero es chistosito, así que no es aburrido leerlo, pero el libro no va para ningún lado.

Este año leí mi primer libro de Lem: Ciberiada. Es una colección de cuentos sobre dos súper científicos y sus aventuras. Lem venía muy recomendado por lo que tenía muchas expectativas, lo que no ayudó mucho. Los cuentos no están mal, son divertidos e ingeniosos, pero el uso indiscriminado de argot científico cansa, y el ambiente general de los libros no me atrapó. Compré otros dos libros de Lem, a ver si me va mejor. 

Después de darle muchas largas —¡más de una década! — leí Autogol de Ricardo Silva, un amigo de la casa. La verdad me costó empezar muchas veces porque... porque yo no sé porqué uno querría leer sobre ese episodio tan triste de la historia colombiana. Fue una conversación con Ricardo este año: yo siento que los autores colombianos, y algunos latinoamericanos, están atrapados en estas historias de miseria y violencia, a las que uno no quiere dedicar sus ratos de ocio. Por supuesto, el libro está bien escrito, aunque el móvil de la historia es un poco reforzado. La segunda mitad, una vez se ha asimilado el tema, es más entretenida. Al final, el personaje principal tiene una discusión sobre el título del libro que queda en el aire sin resolver y me pareció de una elegancia soberbia. En últimas, que bueno que me anime. 

Me antojé en la librería de una colección de cuentos de autores reconocidos japoneses. Tuvo sus buenos momentos, pero nada para resaltar. Leer colecciones de cuentos en japonés es un poco difícil porque cada nuevo autor trae sus propias mañas lingüísticas y cuando me voy acostumbrando a ellas, cambia el autor. 



Viajando por Colombia leía "Canción de antiguos amantes" de Laura Restrepo. Revisando pasados años, recordé que había mejorado my concepto de Restrepo. Sin embargo, este libro lo cogí porque el tema es cercano a mi tema de trabajo — la ayuda humanitaria — así que me interesaba saber si aportaba una mirada diferente. Y, pues no. A pesar de intentarlo, la historia de Yemen, Somalia y Etiopía queda atrapada en lo que occidente quiere decir de ella. Lástima. 

No estuvo mal el 2023, aunque muy agitado. Leí menos mangas, y me fui aburriendo de los que seguía—te hablo a ti, Chainsaw Man. En Colombia saqué el tiempo para jugar y terminar Ghost of Tsushima, y para ver The Wire. Me aguanté las ganas y no he cogido Zelda, pero ya casi. Vi bastante anime y ha estado muy divertido. 

En el 2024 seguiré mezclando lecturas en español y japonés. Estoy por acabar un libro, pero ya no alcanzo este año. En Colombia compré un montón de cosas, así que las iré cogiendo según el estado de ánimo. Tal vez empezaré con Los Libros de Jacob, un regalo muy apreciado. 

Les deseo todo lo mejor para el nuevo año. 

::::::::::::::::::::::::::::::::
P.D., En algún momento leí "Planos Paralelos" de Úrsula K. Le Guin y recuerdo que me gustó. Sin embargo, vine al blog a buscar registro y no lo encontré, así que pongo este comentario aquí para dejar constancia. 

La vejez. 

Cambio De Planes / Changing Planes (Biblioteca De Autor): Amazon.co.uk: Le  Guin, Ursula K.: 9788445075487: Books

jueves, diciembre 28, 2023

P.D., 2022

 


Parece que el año pasado también leí El señor de las Moscas, un clásico que tenía pendiente. Trata de unos niños que resultan atrapados en una isla deshabitada y tienen que organizarse para sobrevivir. El libro relata de manera cruda pero convincente como los niños empiezan cooperando, para luego devenir en división y conflictos hasta sus últimas consecuencias. Bien merecido 

domingo, enero 01, 2023

Lecturas del 2022

 


Señoras y señores, buenas noches. Otro año que se va, aún un poco enredado con “la nueva normalidad” que no deja de extrañar. Solo hasta octubre dejó Japón las restricciones de frontera, que hacían difícil planear viajes. La situación de nuestro hogar se ha ido normalizando poco a poco y ya empezamos a hacer planes a largo plazo de nuevo. Por otro lado, la situación en Ucrania no deja de ser una fuente constante de desasosiego e impotencia, con importantes consecuencias para el futuro.

Como pueden apreciar, fue un año inusual para las lecturas. ¡Solo un libro en español! ¿Un cambio estructural? No lo sé, no lo creo, pero quién sabe. Por lo pronto, el reporte. 

Varios factores contribuyeron a este resultado. Primero, el libro en español que había elegido para empezar el año, no me cogió pero tampoco estaba tan malo cómo para dejarlo. Por los huecos se fueron colando las otras lecturas, que por ser en japonés no parecían ser amenazadoras, pero que en últimas se apropiaron del espectro. Aún me propongo terminar dicho libro, así que no revelo su identidad por ahora.

Otro factor fue la no ficción. Para ser más específicos, las más de mil páginas de la historia de la Ilustración, que disfruté durante casi todo el primer semestre. El libro, escrito por Ritchie Robertson, va muy recomendado. 

El último factor es la combinación de placer y dolor que me produce leer en japonés. Como creo haber descrito antes, no deja de fascinarme el sentarme ante un texto escrito en ideogramas y poder entenderlo. Imagino que lo mismo sentimos todos al empezar a leer cuando niños, pero pronto se vuelve un suceso corriente. Para mí, no ha dejado de serlo. Sin embargo, aún estoy lejos de poder leer con la fluidez con puedo hacerlo en español o en inglés, así que es un proceso aún lento que no me permite leer más. 

En fin, el mejor libro del año fue el último que leí: Eugenia de Riku Onda. Cuenta la historia de un crimen atroz sucedido varias décadas atrás, que alguien está intentando investigar entrevistando de nuevo a los involucrados. La historia en sí tiene sus debilidades, pero la manera en que la historia toma forma a través de las historias vistas desde diferentes puntos de vista está muy bien lograda. El libro gira alrededor de la ominosa presencia de una niña ciega, que crea una tensión constante a lo largo del libro y llega, en mi opinión, a un desenlace satisfactorio. Lamentablemente, el libro no parece haber sido traducido al español, pero hay ediciones en inglés y francés. 

Este libro, cómo casi todos los demás, lo encontré buscando las novedades traducidas recientemente al inglés. Esto porque los libros que recomienda H—quien desde el año pasado lee a un ritmo desaforado—nunca terminan por gustarme mucho. Ese fue el caso de Kuchu buranko, traducido Trapecistas Voladores, de Hideo Okuda. El libro es un conjunto de historias de un particular médico psiquiatra y sus métodos poco convencionales. Entretenido.

De Yoko Ogawa había leído el libro sobre matemáticas que encontré traducido en una librería de la UNAM. No me gustó mucho, pero como parece ser bien conocida, decidí intentar algo diferente. Empecé con un libro de cuentos ligeramente entrelazados con un título que traduce “Cadaver taciturno, funeral obsceno”. Estuvo chévere, así que seguí con la novela “La Policía de la Memoria”, que también estuvo buena. Esta última, la historia distópica de una isla dónde la policía puede eliminar los recuerdos, fue publicada en español el año pasado.

Heaven de Mieko Kawakami fue nominada al premio Bookers del año pasado. Es la cruda historia de bulling en el colegio. Fue un poco demasiado explícita en un tema en el que no lo soporto—i.e., niños—pero no estuvo mal. El final no me convenció. Leí otra novela corta de ella, “Pechos y huevo”, pero no me gustó.

El Ladrón de Fuminori Nakamura estuvo entretenido. Sin ser muy pretencioso, ofrece una fantástica historia de raterismo en Japón—es decir, ficción verdaderamente ficticia—parcialmente inspirada en el arte del raponeo inglés. Simpático, aunque no me gustó que el final del libro parece estar conectado con otro libro que no me nace leer. Leí, en todo caso, otra novela de él, “Mi aniquilación”, sobre un extraño crimen relacionado con un cambio de identidad. Empieza bien pero se torna insoportablemente inverosímil hacia la mitad. Quizá por eso fue que disfruté tanto Eugenia, que corría el mismo riesgo pero sale bien librada.

Este año de lecturas en japonés me devolvió a mi juicio exigente para con la literatura contemporánea—algo que había pensado re-evaluar el año pasado viendo a H leer y leer sin quejarse. Ni modo, en la medida de que me mejoro mi habilidad con el lenguaje, me vuelvo menos tolerante. Intentaré no exagerar.

El único libro que leí completo en español fue Arsenio Lupán y la aguja hueca. Fue una lectura rápida y entretenida. Lo cogí porque el hijo sacó de la biblioteca un libro sobre obras recomendadas de la literatura universal—o sea, Europa y Estados Unidos—y este título y Dr. Jekyll y Mr. Hyde le llamaron la atención. No sé porqué nunca antes había leído Lupan, si leí todo Holmes y algo de Poirot. Tal vez con ellos quemé esa etapa de la vida. Curioso que el protagonista sea el criminal, lo que pareciera mostrar los extremos de la rivalidad entre ingleses y franceses en ese momento de la historia. 

Traté de explicarle al hijo que aquella literatura de universal no tiene nada. Ojalá ya hayan dejado de usar ese mote engañoso.

¿Qué pasará en el 2023? En el horizonte hay un viaje que puede cambiar los planes de lectura. Tengo ganas de leer Guerra y Paz, pero aún no me decido. Ya hay un par de libros japoneses en la pila, con otro montón de cosas en español que no he leído. Sigo leyendo manga, viendo anime, y jugando juegos de mesa, que sustraen tiempo de lectura. Este año también vi una que otra serie de tv, ahora que tenemos acceso a los servicios de streamming. Quizá la amenaza más grande en el horizonte es la inminente llegada de la segunda parte de Zelda, el cual hace unos años se llevó más de cien horas de lectura—o proporcionó senda horas de placer. Este año también jugué hasta la saciedad Hades, el extraño caso de un juego de video que ganó un premio literario. La segunda parte también fue anunciada.

En todo caso, ojalá estos problemas del primer mundo sigan siendo lo más angustiante del año para todos, y que la vida siga llena de bonitas sorpresas.

Feliz 2023. Besos y abrazos.