jueves, mayo 31, 2012

Indignación

La indignación es la respuesta trivial a la complejidad de la vida. No tiene pierde. Se alimenta de sí misma y no permite dudas. Es categórica. 

La indignación es una respuesta automática del cerebro humano. Así como se retira la mano de una olla hirviendo, la indignación invade cuando se olfatea una injusticia, una arbitrariedad, una falta mayor, dejando el sentimiento en flor. 

La indignación es ISO 9,000, control de calidad de la moral humana. Una vez obtenido el sello, se tiene licencia para ir por la vida sin cuestionarse demasiado. No indignarse es de parias. No indignarse indigna.

La indignación es legión, pero es una legión perezosa. Se satisface al verse reflejada en mil espejos, lo que la convence de que la justicia es inminente—sin importar lo que ello signifique.

La indignación no parece tener reemplazo. Tal vez el miedo, la tristeza o la resignación. Pero ninguno de esos enaltece ni une en la oscuridad social. Suyo es el reino.