domingo, marzo 29, 2015

Universidad para señoritas


Foto cortesía de Google

Este mes tuve la oportunidad de visitar la Universidad para mujeres Ewha en Seúl, como parte de mi trabajo. El viaje fue organizado a última hora y no tuve tiempo para buscar alojamiento, así que decidí quedarme en el campus. Además, ¿cada cuánto se tiene la oportunidad de quedarse en tal lugar?

En el contexto colombiano, la idea de una universidad para señoritas no tiene mucha resonancia. Sin contar facultades que son de facto femeninas—el recuerdo de fonoaudiología en el Rosario me viene a la mente—tal vez el Colegio Mayor de Cundinamarca es el único ejemplo que conozco. Ahora incluso los colegios femeninos (y masculinos) están desapareciendo.  Pero por lo menos en Japón y en Corea del Sur son comunes y han jugado un rol importante (aunque proclive a la crítica Occidental) en el desarrollo de sus sociedades. 

Alguna vez leí que, por lo menos en provincia durante la industrialización de Japón, la educación femenina fue más importante que la masculina. Primero se construían los bachilleratos y universidades para mujeres que sus contrapartes para hombres. La razón es simple: todo lo que los hombres necesitan aprender para el trabajo lo pueden aprender trabajando. Sin embargo, la economía del hogar, los adelantos en salud, nutrición, las tecnologías para el hogar no les pueden llegar a la población sin educación. El avance en el nivel más básico en salud pública depende de que el conocimiento científico sea entendible y llegue a todos.

El rol de preparar amas de casa ha dejado de ser tan explícito, sobretodo porque la mano de obra femenina se ha hecho necesaria para muchas otras ocupaciones, pero no ha desaparecido. Claro que el caso de Ewha es distinto. Ewha es una de las más prestigiosas de Corea del Sur y, por los menos mis anfitriones en la escuela de estudios internacionales, tienen una planta de primer nivel. Las graduadas de esta facultad suelen entrar a la cancillería o a la agencia de cooperación internacional del país;  supongo que el Secretario General de la ONU también motiva a participar en agencias del sistema. Al parecer también se han convertido en un nicho para estudiantes adineradas de economías emergentes, cuyos padres desconfían de las universidades tradicionales. Las becas que ofrece el gobierno también ayudan. De hecho, en la charla que di sólo la mitad del público parecía local, incluyendo estudiantes del sureste asiático, África y medio oriente. Es admirable como una nación tan pequeña logra de esta manera generar vínculos con el mundo entero, a partir de una institución que a muchos parecerá retrograda. Estos y otros encuentros me han hecho sentir que Latinoamérica se va quedando atrás en el proceso de integración global, con inciertas consecuencias. 

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Ewha se encuentra en una colina cerca al centro de Seúl. Desde la entrada en el punto más bajo se divisan una multitud de edificios occidentales esparcidos por la loma, extraños a la arquitectura de la zona. Pero unos metros más adelante emerge una mega estructura de vidrio y concreto que es el verdadero atractivo de la universidad. El corredor por el que se entra a Ewha empieza a descender y a lado y lado surgen unos edificios de 4 o 5 pisos, donde hay salones, cafeterías, tiendas y otras amenidades comunes a los complejos universitarios de hoy. Es un valle largo y profundo, un poco claustrofóbico, que maravilla por tan inusitada inmersión, como si fuese un fiordo. El declive gentil se extiende por unos doscientos metros hasta llegar a un final abrupto en unas escaleras fuera de la zanja. La penitencia es larga, como es debido en cualquier templo, sólo que en este caso la estructura desaparece tal como apareció y sigue el campus como si nada. 

La obra es explicada aquí y acá, haciendo alusión a los Campos Elíseos, pero para mí la inspiración original es más primitiva y sublime. Desde lo alto de la escuela de estudios internacionales, desde donde se tomó la foto de arriba, no se puede dejar de pensar que la estructura es una gran vulva, un gran triunfo arquitectónico en un mundo en el que es lo fálico y lo voluptuoso la esencia del monumento, una celebración de la mujer. 

Que la prosperidad acompañe a Ewha por miles más de años.