miércoles, mayo 28, 2008

Pasar tiempo con jóvenes ayudaría a vivir más

Audición, un clásico (tomada de acá)

Esta revolucionaria noticia en los titulares de hoy, tan a tono con las que le presenté hace unas semanas, me obligó a dejar a un lado todo lo que hacía y ayudar a pasar la voz. A continuación el texto completo del artículo:

Un estudio publicado en los anales de la Academia Nacional de Ciencias, hecho con moscas de la fruta, concluyó que la interacción con miembros más jóvenes de la especie tendría un papel en el envejecimiento saludable. Esto se aplicaría a humanos.

Más allá del alivio a priori que deben sentir pederastas y los seguidores del enjou kosai ahora que la ciencia les da la razón, la pregunta sería cual es ese bendito tipo de "interacción" que compartimos con las moscas de fruta, como se hace y con cuanta frecuencia es conveniente.

Zumbando,

panÓptiko

martes, mayo 27, 2008

Work in progress

En pocas palabras:

Como es propósito del dueño es mantener este espacio andando, nos sentimos en la obligación de dar explicaciones. Así que, si está dentro de sus posibilidades, también visiten el nuevo link en la sección de Puntos de Fuga.

Besos medievales,

panÓptiko 々

miércoles, mayo 14, 2008

Alarma por jóvenes que consumen sustancias para conseguir encuentros sexuales sin límites

Este titular del Tiempo de febrero 24, y este otro de mayo 9 : "Jóvenes están usando alcohol y drogas como afrodisíaco", me hacen pensar que la sección Vida de Hoy es escrita desde el Vaticano.

Me parece escuchar a mi abuelo Luthier putativo: "... y dónde conseguimos esas sustancias?"

Imaginando como será un encuentro sexual sin límites,



P.D. Ideas?

sábado, mayo 10, 2008

Cuestionar o no cuestionar, esa es LA cuestión

RHYMESTER キング オブ ステージ (King of Stage)

Esta nota al margen es la síntesis de tres sucesos del día, bastantes dispares en esencia, pero unidos por el sublime acto humano de controvertir o poner algo en duda.

Después de la grata experiencia de asistir a un concierto de hip-hop japonés por accidente, me encontré una vez más con una de las maravillas de la ciudad que me tocó por suerte: la tienda rasta 24 horas. ¿No ha sentido nunca la necesidad de complacer su gusto jamaiquino con algún accesorio en medio de la noche? ¿Nunca le ha atajado una madrugada sin unas gafas oscuras que correspondan a su estilo? ¿No ha anhelado alguna vez, en medio de una flaqueza de espíritu - etílica o no - dar con una señal, aunque sea un aroma, que le recuerde a Bob Marley y le devuelva la fortaleza? Sin importar la estación, el almacén Cuatro Veinte debería figurar en la sección de "lugares religiosos" de las guías de viajes.

Entonces recordé una anécdota vieja, que pasó desapercibida por la opinión nacional, pero que es digna ser inmortalizada. Para el lanzamiento de la película "Farenheit 9/11" de Michael Moore, el Canal Capital realizó un especial en el cuál entrevistó a las personalidades que asistieron a su pre-estreno en la ciudad de Bogotá. Entre las variopintas impresiones, las declaraciones de una modelo - o presentadora de farándula - de quién no recuerdo ni hace falta recordar el nombre, nos dieron especial luz a los televidentes. La cosa fue algo como así:
"- Bueno, ¿Cómo le pareció la película?
- Me pareció una película muy cuestionable.
- ¿Por qué?
- Pues, cuestiona la sociedad, cuestiona los políticos, cuestiona las empresas. Es muy cuestionable."


El 4-20 de Ichibancho, 5:27 am, Sendai


La tercera es que parece que este jueves voy a ir a ver Hamlet.

Esa fue, ha sido, y será la cuestión.

panÓptiko

domingo, mayo 04, 2008

Desde el lab

Material esencial de laboratorio, aceitunas y persona (bodegón)

He decidido pasar los próximos tres años de mi vida en un laboratorio. Sin embargo, el aspecto de este lugar es muy distinto al que se le vendría a cualquiera a la mente, aquel donde por allá en primer o segundo año de bachillerato nos dedicábamos a esculcar con morbo, resguardados en la solemnidad de una bata blanca, las entrañas de los diferentes animales que acostumbramos comer. Aquellos eran sitios gélidos, llenos de frascos de vidrio café que ya se ven viejos antes de llegar al estante, y de esperpentos sumergidos en formol llenos de etiquetas escritas a mano. Por alguna extraña razón la luz nunca entra apropiadamente en estos recintos: a veces por la disposición de las ventanas, otras porque construyen algo en frente de ellas, o simplemente porque lo que dentro de esas cuatro paredes se trama espanta hasta al mismo astro rey. En cambio, la habitación a la que hoy me entrego está en el último piso de un edificio en lo alto de una montaña. Hay buena iluminación - aunque las ventanas siguen lejos - calefacción, computadores, impresoras, copiadoras y libros por todos lados. Las únicas entrañas son las mías y, por fortuna, permanecen en su lugar y sin rótulos.

Los laboratorios del colegio, y aún los de la universidad, eran más cercanos a sus ancestros de la alquimia árabe-occidental, cuando se perseguía la piedra filosofal en ocultas madrigueras, mientras en el mundo plano se destazaba humanos en nombre de alguna divinidad. De ello hace algo así como un milenio, lo que fue llamado el medioevo, las edades oscuras. La imagen que trae a la mente ese nombre, lo poco que queda después de las clases básicas de historia, lo mucho que mal sabemos por las películas y los programas de televisión, es la de unos tiempos en los que lo divino y lo salvaje reinaba por igual en el mundo, casi indistinguibles en el fondo - aunque sí contrarios en la forma - mientras el humano se movía a la deriva entre uno y otro extremo. Tiempos de reyes, princesas y vasallos; caballeros de metal y de arena; de inquisición y tiranía; de enfermedad y superstición; cuando las principales razones para vivir eran las verdades religiosas, aunque fuese bajo su represión incuestionable.

Sin embargo, existe una impresión difusa, que he leído en un par de autores y que también presentí, de que algo de esa medianía vuelve a posarse sobre el mundo, esta vez sí sobre la esfera. No estoy seguro de que se trata, ni si es sólo una ilusión, un patrón que equivocadamente se me hace está presente en distintos escenarios de la vida social, del día a día, o si en verdad una nueva época oscura, de la transición, o de la trancisionalidad está en ciernes. Más allá del eurocentrismo y de la occidentalización del mundo, o quizá parte de ellas, o la inevitable deformación y reorganización de la mixtura, algunas verdades del siglo veinte parecen erosionarse y los sistemas sobre los que vivimos obligados a acomodarse...

No lo se, es muy confuso, pero se me hace que el laboratorio es un buen lugar para observar e intentar comprobar si hay algo de razón en estos pensamientos. Aún estos lugares son guarida de lunáticos, a pesar de que la modernidad le llegó incluso a sus ratoneras, y bajo consentimiento del rey siguen teniendo carta abierta para hacer sus investigaciones. Ojo, pero el rey sigue ahí, y con su permiso, estos tres años haré un esfuerzo por entender un poco más este tejido, entre otras cosas que irán saliendo.

Salve, gran señor del ojo rojo,

panÓptiko