lunes, mayo 25, 2009

El Gran Adiós de Bebé

Bebé, Grande (Foto del Espectador)

"estos no son payasos de verdad. Se visten pero para hacer publicidad, no para hacer reír. Colombia es más triste sin payasos"
Si le hacemos casos a Dan Gilbert, los últimos días de Bebé no debieron ser tan tristes como todos se imaginan. Cierto que termino postrado por la diabetes, que se le llevó una pierna antes de tiempo. Las tres diálisis semanales también debieron ser una experiencia terrible, y vivir en un ancianato es algo que nadie desea.

Tampoco nos ayudan las notas periodísticas, todas narradas con un aire trágico y miserable. Se relatan sus males y la historia de su decadencia con desazón; la música de la nota televisiva produce grima, el periodista que cubre en vivo parece ser el de la sección judicial, y no evita referirse a Bebé como "este payaso."

Pero varios cabos sueltos parecen contar una historia distinta. El psicólogo estadinense sostiene que cuando en la vida nos sorprenden las desgracias, somos capaces de sacar lo mejor de nuestra existencia, una vez aceptamos las nuevas condiciones. De hecho, son más infelices aquellos a los que no les pasa nada, pero viven con miedo de que algo les suceda. Así que no sea extraño que Bebé dijese que estaba tan feliz que bailaba en una pata. Además, nos indica el reportero que en el hospital estaba recluido, no internado.

De hecho, no es difícil imaginar que su partida haya sido su último gran acto. Tal vez el único en el que pensó un poco más en sí mismo y menos en su público. No deja de ser sospechoso que los datos de su condición nos lleguen por un mago, ni que el lapsus del periodista en dar su nombre de pila sea un error casual. Rafael.

A millones de televidentes, aunque sea por un segundo, se les habrá pasado por la cabeza la imagen de Bebé mientras las pompas fúnebres vallenatas seguían sin parar por la pantalla. Más de uno verá en ello otra señal de la mala suerte de Bebé, pero ninguno hubiese imaginado un desfile semejante si hubiese desaparecido en una fecha cualquiera. En cambio, el pasado 13 de mayo, con sólo bajar el volumen, bien pudo ser la última vez que Bebé se robó las cámaras y los corazones de todo el país.

Todo para que luego, un segundo después, el realismo mágico nos sacara una sonrisa.

Hasta la tumba, Bebé.

viernes, mayo 08, 2009

Las japonesas los prefieren bajos

¿Tal para cuál?

Para todos los que crecimos en la clase media de un país en desarrollo durante los 80s y 90s, el futuro era un cuadro de un sólo color: amarillo progreso. El camino estaba trazado, casi casi como si se tratase del destino: del colegio a la universidad - o algún estudio superior -, luego a hacer plata, comprar un carro, una casa, tener una familia, seguir de para arriba hacia el amarillo. Desde que no se le zafara una tuerca a uno, no había pierde. Los juegos de video eran costosos, la televisión muy mala, el Internet demasiado técnico, los celulares imposibles, los instrumentos musicales igual de inaccesibles... Fuera del vicio y el fútbol, no quedaba de otra.

Uno de los consuelos de este camino era que uno no tenía que preocuparse mucho por quedarse solo. La mamá siempre decía que uno era muy buen partido, así que era cuestión de tiempo para que le llegase a uno su media naranja. De hecho, era más bien lo contrario: sin importar lo feito que uno fuese, el mensaje era "valórese". Esto porque con lo apetitoso que uno se estaba poniendo, de seguro lo enredaba a uno alguna mugrosa, lugar donde acaba todo sueño de progreso.

Sin embargo, otra es la historia en el mundo multicolor, donde el futuro es más nebuloso, y son muchas las formas respetables de ganarse la vida. En términos económicos, el movimiento de la mano de obra de los oficios al sector productivo y financiero, crea al tiempo una demanda de divertimento y una escasez de gente dedicada a los oficios varios. De manera que ser músico, actor, peluquero, o cocinero son alternativas legítimas, que no generan barullo en la reunión de tías.

Japón es un lugar paradigmático en lo que se refiere a estos dos escenarios porque, sin tener en cuenta las profundas diferencias culturales, el país se desarrollo rápidamente, en treinta años si contamos desde la recuperación post-guerra, o en un poco más de un siglo, si empezamos desde cuando se abrió a occidente. El hecho es que los abuelos japoneses - que son bastantes - no conocían de mayores lujos, y en general llevaron una vida similar a la de nuestros padres, mientras que los pequeños crecieron sumergidos en el mundo de la opulencia - o por lo menos de la modernidad. Es así que los cambios de percepción inter-generacionales se encuentran bien marcados entre las diferentes edades; mientras que los viejos entienden de la vida rural, los jóvenes preguntan si en el país de uno hay edificios.

Todo el rollo para contarles algo más bien intrascendente, pero no por ello menos chocante, sobre el cambio de gustos de las mujeres japonesas de hoy respecto al partido ideal. Esta semana salió en el periódico un artículo sobre el cambio de las tradicionales "tres Kou's" - que viene del ideograma de alto - a las "tres Tei's" - que hace referencia al ideograma de bajo. De entrada es evidente que es un cambio brusco. A nadie sorprenderá que ls Kou's correspondan al paradigma nacional de progreso: Alto grado de estudio, Alto nivel salarial, y Alta estatura. Pero los tiempos cambian, y ahora las mujeres los prefieren bajos: Bajo riesgo en el ingreso, Baja dependencia, y Bajo perfil. En otras palabras, ya que las japonesas igual han de trabajar y llevar el pan a la casa, no quieren mantenidos económica, alimentaria o afectivamente; y, además, que no se crean la gran cosa y hagan caso.

¿Y qué hacemos los monocromáticos?

Mal partido.

panÓptiko

miércoles, mayo 06, 2009

Bailando

Hace un rato, con ese tono recalentado que no me logro quitar de encima, escribí sobre mi primer encuentro "dancístico" con la música electrónica. Aquella vez no dije nada de mi relación con ese arte, en sus formas más clásicas o las que más me agradan, ni del rol que me parece juega en la sociedad...

Bueno, tampoco pienso escribirlo hoy. Tal vez algún día. Sólo quería decir que es una pena que cada día - sobre todo entre la gente que me rodea - parezca que el cuerpo esta no más que para cargar el cerebro. Bailar no tiene porque limitarse a un canon, es más acerca de nosotros y nuestros cuerpos. Aprendemos con el baile como manejar el cuerpo en público, demostrar gracia y estar seguros de lo físico de nuestra humanidad.

Ya, otra vez el tono ese trascendental. Mejor los dejo con las piezas de baile de la semana:


Osca - Tokyo Jihen


Promise - Hirose Kohmi

Bonus Track

El siguiente video puede herir sensibilidades, así que si decide verlo, no diga que no se le advirtió.



Al paso,