sábado, abril 02, 2016

10Y2



Cuando los cerezos florecen en el parque de Ueno es como si todas la jaulas del zoológico hubiesen quedado abiertas. El paisaje humano es mil veces más colorido y animado que el pálido rosa de los árboles florecidos. Hay que llegar temprano, antes de que la multitud se embriague y se ponga rosadamente violenta. Aún así, será difícil encontrar espacio en el prado para más de un comensal. Hay que contentarse con ello.


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