domingo, octubre 15, 2006

Abro la Obra Poética de Borges y leo

El Desterrado
(1977)

Alguien recorre los senderos de Itaca
y no se acuerda de su rey, que fue a Troya
hace ya tantos años;
alguien piensa en las tierras heredadas
y en el arado nuevo y el hijo
y es acaso feliz.
En el confín del orbe yo, Ulises,
descendí a la Casa de Hades
y vi la sombra del tebano Tiresias
que desligó el amor de las serpientes,
y la sombra de Heracles
que mata sombras de leones en la pradera
y asimismo está en el Olimpo.
Alguien hoy anda por Bolívar y Chile
y puede ser feliz o no serlo.
Quién me diera ser él.

JLB


En el confín del orbe yo,

panÓptiko


Sendai desde la Montaña de la Hoja Azul sin tripode

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