martes, enero 27, 2009

Los Pobres Gatitos Marinos

Save a Sea Kitten: Eat Veggie Sushi

El valor de la vida ha sido un problema constante durante la historia de la humanidad, y por lo tanto entenderlo dentro de la nueva edad media es preciso para comprenderla mejor. Un largo, larguísimo camino tomo al hombre para que dejase de matarse con sus congéneres en masa y de manera sistemática. Aunque de eso algo vemos todavía, es ya reconocido como una ocurrencia menor.

Esta transformación ha estado mediada por la valoración de la vida en sí misma, como algo que debe ser conservado y protegido por sobre cualquier cosa. De allí se desprende la ley humanitaria y muchos de los nuevos problemas abordados por la ética - pienso ahora en la bioética para ser precisos.

Era apenas de esperarse que este movimiento entusiasta por la vida terminara por extenderse a otros tipos de vida distintos a la humana. Digo que era de esperarse por que desde siempre el humano ha estado acompañado en su habitat con seres vivos, especialmente animales, mamíferos en su mayoría, con quienes a través de la costumbre llega a un nivel de intimidad tal que se se vuelven incluso miembros de su familia. Calígula es uno de los más mentados ejemplos, pero creo que no hace falta buscar más para entender este punto.

Sin embargo, mientras la gente permaneció conectada al campo y tuvo que matar para alimentarse - o por lo menos estarcerca del proceso - el equilibrio de la relación cariño-sacrificio se mantuvo estable. Pero una vez que más y más personas se desconectaron de los medios básicos de supervivencia, sin necesidad de salir de la ciudad ni de saber de sacrificios para alimentarse, fue posible que algunos humanos cayeran en shock al enterarse sobre la manera como llegaban los alimentos a sus mesas.

Esto no es de por sí algo malo, y muchas de las iniciativas para la minimización del sufrimiento de los animales han ayudado a avanzar en la sociedad conciencia sobre los ciclos de vida en la tierra. Además, algunos hasta han encontrado que los animales mejor cuidados saben más bueno. Pero algunos, en su indignación terminan demonizando el consumo de cualquier animal, y se valen de estrategias incluso anti-éticas para hacerse escuchar.

Esta dislocación de valores, esta aberración, es una cara de la nueva edad media.

Todo esto porque una de estas asociaciones (PETA - Gente por el Trato Ético de los Animales) ha iniciado una campaña para desincentivar el consumo de pescado, dado el trato inhumano que el hombre le da a estos, los "gaticos del mar". Por si aún no lo creen, sí, ahora los peces son gaticos de mar, y comérselos es de lo más anti-tierno.

No valen argumentos de historia, biología o nutrición. Investigaciones sobre la importancia de los ácidos grasos del pescado y el desarrollo cerebral no tienen peso, hay que inculcar la empatía con los peces para que nos duela comernoslos - Homero Simpson lo vivió comiéndose a tenazas, pero parece que lo superó. Lo anti-ético del asunto es que la campaña está evidentemente diseñada para niños, una estrategia rastrera que apela a la maleabilidad o susceptibilidad de estos miembros de la sociedad para modificar los comportamientos; asunto este que ha causado constante controversia en campos como el de la publicidad para juguetes y relacionados.

Afortunadamente, esta gente pertenece a la 'élite' mundial - es decir, países en desarrollo - y por tanto significa más pescado disponible para los que requieren del precioso aporte de sus macro y micro nutrientes. Lo malo es que donde lleguen a convencer a suficiente gente, pueden llegar a imponer legislaciones, tergiversando las escalas de valores del resto de mortales - la amenaza de medianía.

En fin, si los vegetales se quejaran tendríamos que comer piedras.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

que buen post, difúndelo por favor!

panÓptiko dijo...

Gracias, anónimo. Por favor, siga pasando y charlamos.

eureka dijo...

No joda!!! Mallarino era un visionario con los mineralianos en la serie Leche

panÓptiko dijo...

Si, hombre, para que vea que a los visionarios se les encuentra en los lugares menos esperados