viernes, enero 26, 2007

以父之名



No, no es un error. Tampoco entiendo lo que está escrito, porque es chino no japonés. Pero lo que si comprendí una vez oí esta canción fue su gran importancia: es la primera canción creada en la República Pop, de la cual quedo prendado.

Las oraciones en italiano del comienzo despistan, los violines, la guitarra, el oboe, el hálito fantasmagórico, todo, pero la imagen no miente. Unos golpes de beat y lo tenemos ante nosotros: una verdadera sentencia china.

Las reacciones al grito son encontradas: van de lo hilarante a lo perturbador. Una risa nerviosa es lo que más puede acercarse a la realidad. Trae a la memoria el éxito que por el año 92 hizo famosa a la agrupación House of Pain, Jump Around, pero pronto se esfuma la impresión, por nada distinto a la poderosa entrada de ese sintetizador comprimido y dulzón, que se trae consigo esa melodía lastimera, que juega con ella, que se permite resbalar semitonos antes de alcanzar la nota precisa, con el sólo objetivo de no llevarnos con ella, sino arrastrarnos.

La lírica no puede ser más apropiada: inextricable como era de esperarse, pero sin atropellar con los sonidos guturales del árabe, o los golpes de garganta de las lenguas eslavas, nos llena de esos “zh” y “ch” tan avasalladores. Embelesa, somete. Considero que ello marca un nuevo hito sobre lo que será el futuro cercano de la cultura pop global. A un lado quedará el washu washu – como cantábamos todas esas canciones en inglés que nunca entendimos – y pasaremos a repetir gustosos el zhuchu zhuchu del nuevo viejo mundo.

A nuestra canción queda poco que pedirle. Que varíe, que se detenga, que continúe, que nos deje a solas con ese grito, luego con la secuencia de percusión, con ese macabro sintetizador, que vengan sin anunciarse todos, de improviso, una orgía en el oído. Que no se vaya. Que no se vaya.

Que suene otra vez.

panÓptiko

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Quería anotar que esta es la primera vez que pego una nota musical, ya superado mi primer Caicedo, lo que muestra mi descuido para con todos, ustedes, yo y los otros. Por dos o tres Caicedos más que deseo, ¡que no pare de sonar!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hasta a un aire de reguetón (¿cómo se escribe?) me sonó