martes, julio 04, 2006

Epistolitis


Parece que fue ayer cuando ese prohombre de las letras colombianas contemporaneas, adlid de pendecias metafísicas y de burdel, principal entre el panteón del grupo literario que, en pie de guerra digital, se mantiene en mi amada Bogotá, Efraín Medina, se dirigió a una masa informe de morulas de escritores y los evocó a rescatar las cartas dentro de su quehacer pestilente. A continuación, volviendo en su mundo y dejando el nuestro, nos regaló la breve lectura de una misiva de su autoría, sobre un morena que lo meneaba como los pescados, o que al ver los pescados se acordaba del meneo, o algo así. (Si dentro de los lectores se encuentra alguien que haya presenciado el acontecimiento, por favor no duden en ayudarme a precisarlo).

Pues me encontré con un mail que escribí hace muy poco tiempo, que me trajo todo este grato recuerdo, y que decidí compartirselos así, en par, como vienieron al mundo a pesar del tiempo.


Subject: Yo tambien soy sentimental

Estas palabras comunes nunca fueron más perturbadoras, salpicadas de
una belleza ininteligible como la de los paisajes o la de los carritos
de paletas, que en aquella ocasión en que desgarraron la garganta del
pequeño gigante de la canción, Nelson Ned. Y con ellas quiero decir
que sigo vivo.

He escrito tantas respuestas a sus correos como veces los he leído,
pero por su imprecisión ante lo que quieren saber de mí, aquello que
dichos mensajes no han sido capaces de expresar, desaparecieron.

De esa manera escapó el Expreso Melancólico, en el que narraba algunos
problemas intestinales de estos meses; Supercampeones, donde esbozaba
las vejaciones nocturnas a las que se somete una buena porción de
citadinos, por voluntad propia al parecer, en las distintas facetas de
lo que se entiende por diversión; Quien manda a Quien, sutil pero
deliciosa sátira sobre el día a día de un joven que llega a un país
extraño a convivir con un sin fin de electrodomésticos, productos y
organismos desconocidos; Aventuras en Pantuflas, drama que se
adentraba en las más profundas motivaciones de una masa de humanos que
irremediablemente arrastra los pies por donde va; Matrix meets el
Chinche, detallada descripción de lo que los mortales de estas tierras
llaman lluvia; ¡Mira Quien Habla Ahora!, cínico entremés que relataba
las confusiones de un grupo de alienígenas que creían escuchar
japonés salir de los labios de una criatura salvaje, y un salvaje que
distinguia algo cercano a un idioma conocido en ese evolucionado
sistema de comunicación de los entes; Brizas de Melgar, conmovedora
historia de un gélido lugar habitado por mujeres de escasas ropas y
perfecto bronceado; Sueño de una Clase de Verano, retrato vívido del
cotidiano que hacer de las clases de un grupo de japoneses promedio y
sus secuaces internacionales; y Holocausto Caníbal, donde se narraban
pícaras peripecias en un lenguaje ligeramente explícito, lleno de
piernas, bicicletas y j-pop.

Como todo vallenato, este tiene dedicatoria: a la comadre, que se hace
la que no es con ella.

Tal vez algún día pueda contarles algo, en el entre tanto, que les aproveche.

Desde un misterioso rincón al que llegan las cartas pero no las personas,

panÓptiko

1 comentario:

Anónimo dijo...

AAAAHhhhhhh!!!

Goku!

Simpre supe que en Japón lo adoraban, pero nunca pense que llegaran hasta ese punto.