domingo, enero 17, 2016

Contra los prólogos

Los libros de literatura japoneses no tienen prólogos. Por lo menos los que he leído. En su lugar, al final incluyen un comentario que se debe asemejar a un prólogo, aunque en verdad no lo sé porque nunca los leo. Me parece que esto tiene todo el sentido del mundo, porque al final se puede comentar con tranquilidad la obra sin miedo a malograrle la experiencia al lector, ni a condicionarlo a leer el libro como sea que le parezca mejor al prologuista. Pensándolo bien, es una cosa bien arrogante eso de anteponerse al autor y su obra con una sarta innecesaria de zalamerías que además , en el esfuerzo de comentar el libro sin contarlo, resultan en una exhibición pedante de la erudición del que prologa. 


Espero que este sea el último libro que me amarga un prólogo. 


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