lunes, abril 12, 2010

Tragicomedia


Tengo que admitir que los japoneses tienen talento para hacerme llorar con sus historias que pasan por televisión - eso o me he vuelto muy sensible. Además de escoger la música adecuada y llenar la historia de pequeños pero certeros giros argumentales y acentos emotivos, el hecho de que hasta en los hombres esté bien visto llorar, permite que el reflejo del animal social que llevamos por dentro aflore más fácil.

El otro día pasaron la historia del ganador de la medalla de oro en la prueba de cross country de los pasados Paraolímpicos de invierno. El ganador, de veintinueve años, perdió un brazo cuando niño: su abuelo lo cogió con el tractor de plantar el campo de arroz. Desde entonces el abuelo ha llevado consigo un inmenso sentimiento de culpa, por lo que ha dedicado su vida a apoyar a su nieto para que salga adelante, lo que incluye el entrenamiento en los deportes de nieve.

El reportaje nos cuenta esta historia acompañada de pasajes de los entrenamientos y los momentos de la competición que terminan en las anheladas preseas doradas - que fueron en las pruebas de 1 Km y 10 Km. La historia llega al cénit cuando el atleta, Nitta Yoshihiro, entra con las medallas a casa de su abuelo y se las entrega. Por un momento sobran las palabras. Debido a su acervo no se abrazan, pero eso sólo hace más emotivo el encuentro: por lo menos a mis ojos latinos les parece ver como los cuerpos luchan por contenerse. Al final el abuelo dice que no ve la hora de tomarse un trago con su nieto, y entre lágrimas y copos las cámaras los dejan por fin en paz.

Si embargo, también debo reconocer que los japoneses tiene un gran sentido del humor - algunos por lo menos. Siendo el sinsentido el motor de la risa, su ocurrencias tan fuera de nuestro contexto no pueden sino hacernos estallar en carcajadas.

Es así que, saliendo de mi ensimismamiento, le pregunto a mi acompañante que habrá sido de los padres del muchacho, quienes en ningún momento salieron en la historia. "Seguramente los cogió el abuelo con el tractor", y hasta ahí el enternecimiento.

A menos de un año de que se acabe mi vida de pensionado,

P.D. ¡Hurra por mis seguidores!

1 comentario:

Daniel Vaughan dijo...

Jajajjaa, genial el chiste de su acompañante! Cuánto le falta para acabar, un año? Y qué sigue después de eso? Se queda, se va, vuelve a Colombia?

Se cuida.