lunes, junio 18, 2007

Los caballeros las prefieren intuitivas



Debo confesar que hace unos meses, al tener la oportunidad de contemplar por un largo tiempo el devaneo de un par de lolitas góticas mientras esperaba que mi tren partiera, sentí la urgente necesidad de escribir un vallenato. Fui conciente de que ello significaba un grado peligroso de desequilibrio mental, pero ya no era yo dueño de mí mismo. Saqué mi PDA y escribí los pocos versos que, repetidos con pequeñas mal pronunciaciones tal como lo exigen los cánones de esas tonadas del norte del país, eran para mi la forma precisa para contener la placentera experiencia, y de paso imaginar un intento frustrado de coqueteo amoroso.

Llegué esa noche a compartir ese arranque de euforia con mi crítico literario de cabecera, y este me hizo prometer al cielo que aquel engendro no vería jamás la faz de la tierra. Lo miré con pesar, después de todo lo feliz que me había hecho, y lo tiré a la basura.

Entonces vi esta mañana el video de Shakira y recordé todo lo sucedido en aquella ocasión. Cada uno de los atuendos es fiel reflejo de lo que en la cotidianidad utilizan las pertenecientes a dicha tendencia. La actitud también es semejante, aunque la música si no corresponde. Por lo demás, este es un video de gran factura, donde todos los detalles están bien cuidados, las tensiones bien logradas. Se desprende a la cantante de sus patrones de elasticidad y vibración característicos, y se la ciñe a la estética que la propuesta visual requiere. En síntesis, un viaje onírico por los abismos de ese fantástico imaginario japonés sobre el lado oscuro de las colegialas. Ah, y otra pegajosa canción pop que todos terminaremos por aprenderenos.

Para cerrar, debo también confesar que al ver el video sentí otra urgente necesidad: la de compartirles con él una de las cosas que – guardadas las proporciones (las de la situación, no las de Shakira) – hacen de vivir en Japón una gran experiencia.

Satisfecho,



P.D. Dejo a cada quién que interprete el detalle del carro en el video.

4 comentarios:

Carlos Obregón dijo...

El carro es una obvia metafaora mejor expresada en esos 3 segundos. ¿Se dieron cuenta que el carro es blanco y tiene las luces prendidas? Ese es el detalle...

Anónimo dijo...

creo que solo es propaganda

Anónimo dijo...

creo que solo es propaganda

panÓptiko dijo...

Diego dijo que que cucos tan feos.