En el avión vi The Reavenant, y casi me echa a perder la comida. Ya me había pasado antes con Mad Max. Creo que las aerolíneas deberían tener su propio sistema para clasificar películas, pensando en todo lo que uno hace y experimenta mientras vuela. Se me ocurren tres grupos: películas que pueden dañar la comida, películas no aptas para turbulencias, y películas que tal vez le hagan sentir pena si lo ven viéndolas. Deben haber otras clases.
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