martes, diciembre 31, 2019

Lecturas del 2019


Hola, blog, un año sin vernos. A veces me haces falta, pero nunca lo suficiente para pasar más a menudo. ¿Por qué será? No es que falten cosas que escribir. Sería muy triste que todo lo que quede por decir se pueda abreviar en un trino o dos. ¿Las ocupaciones? Puede ser, pero suena a disculpa barata. Desde que algo esté en los planes, siempre se puede encontrar el tiempo para hacer las cosas. Entonces tal vez sea eso, falta de un plan. Y por ahora el único plan es comentar los lecturas de cada año, lo cual hago por décima vez este año. ¡Diez años! Suena a mucho tiempo. Tal vez eso ameritaría una entrada sobre lo que pasó en esta década de lecturas... Que sea un plan. 

Por lo pronto, este no fue un buen año de lecturas en cantidad debido a un suceso inesperado. La  calidad no estuvo mal, pero estuvo muy por debajo de los año anteriores. El primer libro fue "Los versos satánicos" de Salman Rushdie, famoso por la reacción de los radicales islamistas, quienes al sol de hoy tienen amenazado al autor.¿La razón? El libro cuenta una historia del profeta de una manera terrenal y blasfema, sugiriendo que el libro sagrado no es palabra de Dios sino parte del monólogo interno de un humano. Para alguien que ya ha superado los tabúes religiosos, la iconoclasia no tiene mayor atractivo y más bien sirvió para conocer algo sobre el Corán, del cual no sabía nada. La otra mitad del libro es una parodia sobre el trato de los inmigrantes indios en Inglaterra, la cual es entretenida. En suma, nada sobresaliente. 

Tal vez lo más destacado del año fue "Patria" de Fernando Aramburu, una recomendación de @sandraborda que tenía hace rato en la pila. Es la historia de dos familias separadas por el terrorismo de ETA en España. El libro está magistralmente escrito, en una prosa clara y directa. Los capítulos son cortísimos, alternando las perspectivas de los distintos miembros de la familia, lo que le da al libro una agilidad muy apropiada para los problemas de atención que hoy nos aquejan. Las historias van mucho más allá del problema político, incluyendo varios dramas humanos que nos unen a todos a pesar de todo. Este fue el libro del año también para "The Economist". Una joya. 



La siguiente novela fue un muy cercano segundo puesto. "Breve historia de siete asesinatos" de Martin James cuenta los sucesos al rededor del intento de asesinato que sufrió Bob Marley en 1976. Es una historia ultra-violenta, llena de drogas y reggae en los barrios bajos de Kingston. La novela cambió de manera radical la imagen que tenía del mundo del reggae, el cual siempre había tenido un halo de paz y amor, que no aparecen en la novela por ningún lado. Al contrario, traquetismo y pobreza del tercer mundo es lo único que se respira en la Jamaica de James, con la sombra de los Estados Unidos siempre presente.  Súper recomendado. 


Luego leí la colección de cuentos de misterio (?) de Carmen María Machado, que venía muy recomendada y, por lo mismo, no sobrevivió a las expectativas. ¿Será la traducción? No lo sabré. Desde hace años decidí leer literatura en español tanto como sea posible, para contribuir en algo a la subsistencia de las editoriales y los traductores. El caso es que las historias no me llegaron y lo acabé a la fuerza. @infrahumano sostiene que es muy bueno y que la nueva novela de la autora está buena también, así que no me crean. 


La vegetariana es una historia super retorcida de una señora que, en reacción a los problemas de la vida, se va resistiendo a la existencia, empezando por la carne. El libro está dividido en tres partes que corresponden a las voces de tres personajes que presencian y ayudan en el hundimiento de la señora hasta sus últimas consecuencias. Un libro corto y raro, pero vale la pena echarle el diente. 

Por último, el primer semestre del año cerró con La Pastoral Americana, comprada por impulso después de la muerte del autor. Cuenta los padecimientos de un exitoso comerciante en el noreste de los Estados Unidos, destruido en su interior porque su hija se descarrió y se volvió prófuga de la justicia. No me conecté con el tema y me costó un montón acabar la novela. Creo que con esta tengo suficiente de "novelas americanas" por varios años. 



En japonés terminé un libro de micro cuentos que llevaba atrasado un montón de tiempo, Tangeki de Tsukasa Sakaki, del cuál ya no recuerdo nada. Lo otro que leí fue La exactitud del dios muerte de Kotaro Isaka. Este es un autor del que ya había leído una colección de cuentos entretenida, y este venía recomendado por la esposa. Los dioses de la muerte son unos burócratas a quienes mandan por máximo una semana a verificar que las personas destinadas a morir a destiempo en realidad merecen tal final. Los mandan a la tierra sin mayor información, por lo cual no tienen mayor interés en hacer su trabajo, y en tanto pueden se van a escuchar música, lo que les fascina. Sin embargo, este dios de la muerte, Mr. Chiba, se toma en serio su trabajo e intenta hasta el final darle una oportunidad a los desgraciados que le son encargados. Sin muchas pretensiones, estuvo divertido. 

Entonces, sucedió. Los niños fueron en el verano a visitar a los abuelos y, preocupados por los largos tiempos de vuelo, decidimos regalarles la Odisea de Mario para que se entretuvieran. Una vez volvieron, como era de esperarse pero no había previsto, empecé a ayudarles en tanto que la dificultad del juego superaba sus capacidades. De a poco empecé a jugar por mi cuenta y quedé enganchado. Hacía rato que no jugaba un video juego con dedicación y lo encontré divertido y nostálgico. Tener barra además lo hacía entretenido—hace poco @RobertoAnguloS comentaba algo al respecto—y los acertijos tenían su encanto. 

Sin embargo, luego me regalaron "The Legend of Zelda: Breath of the Wild" y eso ha sido alucinante. Algunos consideran que este es el mejor juego de video de la historia y no es una exageración. Es difícil de explicar. Es un mundo abierto en el que gradualmente uno se va haciendo más fuerte y aprende a usar diferentes elementos del juego para lograr vencer adversarios y acertijos cada vez más complicados. La implementación es impecable y la inmersión es total. Al sol de hoy llevo más de 100 horas de juego y no me extrañaría que ese número se doblara. Las personas de mi generación somos los primeros adultos en tener tal relación con los video juegos, lo cuál lo hace sentir a uno inseguro—¿estoy botando el tiempo? ¿es esto inmadurez?—pero quiero pensar que va a ser algo normal de aquí en adelante. 


Por lo demás, no leí mangas este año. En su lugar estuvo el apoteósico final the Juego de Tronos. Además, vimos Breaking Bad, la cual es una obra maestra. Los juegos de mesa se fueron quedando a un lado porque la esposa volvió a trabajar y ya no tiene tiempo ni fuerzas para jugar. Sin embargo, no me doy por vencido. Ahora que los niños se van haciendo más grandes puede que se vengan nuevas oportunidades. 

Ahora que lo resumo, no estuvo tan mal el año. La diversidad hay que abrazarla y agradecerla. Para el 2020 no tengo planes literarios específicos pero, como dije al principio, debería. ¿Qué me invento? Por lo pronto desearles todo lo mejor para este año que ya comienza. Un abrazo.