martes, mayo 17, 2016

10Y47

En marzo estuve en Etiopía en una conferencia sobre estudios humanitarios. Presenté dos de las investigaciones en las que estoy trabajando y aprendí un montón de toda la gente interesante que participó. Es la primera vez que me siento totalmente a gusto en una conferencia y espero poder seguir participando.

Aproveché la oportunidad para hacer entrevistas relacionadas con mi trabajo y la sequía que azota el país. Nunca deja de sorprenderme lo mucho que cambia la historia cuando se habla con los directos involucrados. Los detalles son siempre el nudo del asunto, y las ideas simples con las que uno llega a entrevistar, resultan siendo estupideces. Tiene mucha paciencia la gente en el terreno que acepta ser entrevistada — aunque, siendo objetivos, suelen hacerlo por presión o por que esperan algo a cambio. 

También hubo ocasión para los encuentros culturales. La comida no me cayó bien y me fue mal comprando regalos —se rompieron antes de llegar a casa. La música y el baile tradicional estuvo muy bien: es muy interesante todo lo que tomó el reggae dentro de su evolución Rastafari. 

Las noches de Addis Ababa son oscuras y el tráfico desordenado. Al parecer los accidentes abundan pero como dijo un taxista "hoy no". Por todos lados hay edificios en construcción, aunque no parecen estar activamente en obra, lo que hace pensar que la rusa es una importante fuente de trabajos. Pero el país sigue siendo principalmente de vocación agrícola. De ahí su vulnerabilidad a los fenómenos climáticos. 

Pedí que me llevaran a un centro comercial pero resultó ser un edificio más bien pequeño y sin mucho que ver. La librería que encontré tenía una decente selección de libros en inglés pero los precios eran elevados. La ciudad tiene la mayor cantidad de embajadas del continente, lo que debe afectar los precios de artículos lujosos, así como generar una economía paralela para gente como yo, que no tiene idea de dónde está parado. 

Siempre que visito otro país quedo con ganas de hacer investigación, pero en Etiopía es doblemente difícil: el idioma es distinto y existen montones de trabajos por la atención histórica que ha recibido. Pero, quien quita. 


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