domingo, septiembre 04, 2022

Lenguaje extraterrestre

Hace unos meses se comentó en “las redes” un video en el que una mujer afirmaba poder comunicarse con alienígenas.  Luego de aducir no se qué razones para explicar su don, la susodicha se largaba a “hablar” en una retahíla incomprensible. El video es alucinante, sin duda, y no solo por la ridiculez. Por un lado, nos recuerda lo frágil del conocimiento, pues por más que uno intente, es imposible desmentirla del todo. Incluso habrá quien le crea. 

El fenómeno no es un asunto nuevo. Precisamente leí en la recientemente publicada historia de la Ilustración escrita por Ritchie Robertson sobre un caso similar a comienzos del siglo dieciocho. Un tal George Psalmanazar, al parecer el pseudónimo de un francés, publicó un libro titulado La Historia de Formosa (antiguo nombre de Taiwán), en el que se hacía pasar por oriental e incluso hablaba un lenguaje inventado de la isla. Robertson asocia el fenómeno a una gran demanda por historias de viajes en Europa occidental por aquellos días. Trescientos años después, con pleno conocimiento de casi todos los rincones de la tierra, es posible que solo otros planetas nos ayuden a calmar esta curiosidad innata, llevando a algunos al delirio del video.

Hay aún otra dimensión en la que el video es menos extraordinario de lo que parece. Almorzando con una estudiante de Bangladesh, esta se quejó de que en la escuela les enseñan a leer el alfabeto árabe pero no el idioma per se. El objetivo es que puedan recitar el Corán, parte fundamental de su cultura musulmana, que al parecer no hace falta entender.  Con esto, cualquiera con talento puede ser capaz de cantar las oraciones tan bellas con las que las mezquitas llaman cinco veces al día. Tal vez fuese similar cuando las misas eran en latín, aunque el hecho de no entender parece una desventaja no despreciable. 

La historia de Bangladesh me recordó que un ejemplo similar está más cerca del corazón. Y es que aún batallo una hora al día tratando de enseñarles algo de español a los hijos. Ellos también son capaces de recitar cualquier libro pues aprenderse las letras y sus sonidos es relativamente sencillo. Sin embargo, entender y usar el idioma es una historia completamente distinta. A pesar del sudor y las lágrimas de todos estos años, es un poco desalentador lo poco que se avanza si todo al rededor está en otro idioma.

Algo interesante, y a la vez paradójico, es que el hijo mayor ha empezado a avanzar un poco más ahora que entiende que es un verbo, que es el sujeto y predicado de una oración. Parece que con estas nociones básicas es un poco más fácil cambiar el chip a otro idioma. Pero es paradójico, porque es este aprender a través de la lógica lo que nos separa de los hablantes nativos y de su uso instintivo de la lengua.  

Así que, quizá los hijos no llegarán a ser hablantes nativos del español, aunque aún guardo la esperanza de que lleguen a dominar este idioma que aún les parece medio extraterrestre. Y si en algo se parece su experiencia a la de la señora del video, entonces su logro es más bien modesto y lo realmente importante sigue bastante lejos.