"estos no son payasos de verdad. Se visten pero para hacer publicidad, no para hacer reír. Colombia es más triste sin payasos"Si le hacemos casos a Dan Gilbert, los últimos días de Bebé no debieron ser tan tristes como todos se imaginan. Cierto que termino postrado por la diabetes, que se le llevó una pierna antes de tiempo. Las tres diálisis semanales también debieron ser una experiencia terrible, y vivir en un ancianato es algo que nadie desea.
Tampoco nos ayudan las notas periodísticas, todas narradas con un aire trágico y miserable. Se relatan sus males y la historia de su decadencia con desazón; la música de la nota televisiva produce grima, el periodista que cubre en vivo parece ser el de la sección judicial, y no evita referirse a Bebé como "este payaso."
Pero varios cabos sueltos parecen contar una historia distinta. El psicólogo estadinense sostiene que cuando en la vida nos sorprenden las desgracias, somos capaces de sacar lo mejor de nuestra existencia, una vez aceptamos las nuevas condiciones. De hecho, son más infelices aquellos a los que no les pasa nada, pero viven con miedo de que algo les suceda. Así que no sea extraño que Bebé dijese que estaba tan feliz que bailaba en una pata. Además, nos indica el reportero que en el hospital estaba recluido, no internado.
De hecho, no es difícil imaginar que su partida haya sido su último gran acto. Tal vez el único en el que pensó un poco más en sí mismo y menos en su público. No deja de ser sospechoso que los datos de su condición nos lleguen por un mago, ni que el lapsus del periodista en dar su nombre de pila sea un error casual. Rafael.
A millones de televidentes, aunque sea por un segundo, se les habrá pasado por la cabeza la imagen de Bebé mientras las pompas fúnebres vallenatas seguían sin parar por la pantalla. Más de uno verá en ello otra señal de la mala suerte de Bebé, pero ninguno hubiese imaginado un desfile semejante si hubiese desaparecido en una fecha cualquiera. En cambio, el pasado 13 de mayo, con sólo bajar el volumen, bien pudo ser la última vez que Bebé se robó las cámaras y los corazones de todo el país.
Todo para que luego, un segundo después, el realismo mágico nos sacara una sonrisa.
Hasta la tumba, Bebé.
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