Son contadas las ocasiones en las que el encuentro íntimo con una lata de café nos roba algo más que un suspiro.
La experiencia, aunque reconfortante, pasa a un segundo plano, detrás de las preocupaciones y reflexiones del momento.
Pero esto es distinto con el Deep Master.
Desde que se le encuentra en la vitrina se presiente la diferencia.
Su imponente presencia roja y negra sobresale; los destellos dorados son una promesa.
Su aroma penetra, su calor subyuga, y su cuerpo recio son un deleite para todos los sentidos.
Además, es 50% crema.
¿Qué más se puede pedir?
Deep Master, el señor café.
sábado, abril 18, 2009
Deep Master
tal cual fue percibido desde el
panÓptiko
a las
12:20 p.m.
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1 comentario:
¿Sí es bueno? ¿No sabe a agua sucia como el resto de can-coffee?
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